lunes, 13 de diciembre de 2010

Catorceava sesión. / Tercera de autores contemporáneos. / Reflexiones sobre los textos COPEI I y II de la Federación Anarquista Uruguaya FAU. / Por: José

La FAU
La Federación Anarquista Uruguaya FAU tiene un gran peso en la historia de las corrientes libertarias en América Latina, en especial su concepción de la organización específica anarquista y revolucionaria, su llamado a una síntesis teórica de matriz libertaria que actualizara al anarquismo con respecto a las nuevas realidades y condiciones socio-históricas de su época, su propuesta de interacción de distintos elementos organizativos para el fortalecimiento del polo proletario de la lucha de clases y sus importantes esfuerzos militantes que re-posicionaron la opción ácrata como posibilidad revolucionaria efectiva en el Uruguay y el Continente.

La FAU fue creada en octubre  1956, tras un largo proceso de acercamiento entre organizaciones e individualidades libertarias presentes en el sector estudiantil  cooperativo, obrero y barrial. Se considerara heredera de la tradición iniciada por Bakunin dentro del movimiento en la primera internacional, de la concepción organizativa de Malatesta, del clasismo del anarcosindicalismo y de la práctica de la acción directa. Ya en la década de los 60, los tiempos de cólera según Daniel Barret, la organización se encamino hacia constituirse en un organización revolucionaria profundamente arraigada en la lucha de clases. Así creara, en colaboración con otras fuerzas, en 1968, un combativo frente de masas llamado Resistencia Obrero Estudiantil ROE, impulsara desde 1966 el surgimiento de una Tendencia Combativa en el campo sindical, con la participación de los gremios obreros de frigoríficos, autopartes, gráficos y bancarios principalmente. En este mismo campo la FAU promovió la realización del Congreso del Pueblo, que impulso la elaboración de planes de lucha conjuntos a nivel nacional y la creación de la Convención Nacional de Trabajadores CNT. Así mismo tendrá una destacada participación en el movimiento cooperativo y barrial a través de organismos como el Ateneo Cerro-Teja y desarrollara una energía labor de agitación política valiéndose de periódicos, boletines y revistas como Lucha Libertaria, Rojo y Negro, Cartas de la FAU entre otras[1].  

Sin embargo un aspecto adquiere especial relevancia al valorar el aporte de la FAU a la corriente comunista libertaria: Su actividad armada. Temprana admiradora de la Revolución Cubana, participara desde una visión crítica en la Organización Latinoamericana de Solidaridad OLAS y más tarde desarrollara expropiaciones y acciones de confrontación a través de los comandos FAI. Sera esta vocación la que la llevara a gestar desde 1967, durante la época de su ilegalización y en plena dictadura constitucional del gobierno de Bordaberry, que finalmente se convertirá en 1971 en la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales OPR-33, que entre otras acciones pasara a la historia con su robo de la bandera de los treinta tres orientales, uno de los primeros y más espectaculares operativos de recuperación simbólica efectuados por una guerrilla urbana habidos en este continente.

COPEI

 “(…) Lo que parecerá ser el desmantelamiento del aparato del M.L.N. es, digámoslo con toda claridad y pensando bien las palabras, una grave derrota para la revolución uruguaya. Es una importante batalla perdida.[2]
El escrito empieza planteando una tesis: La ofensiva represiva (desatada por la dictadura constitucional de Bordaberry, desde 1973, dictadura abierta) y sus efectos ya visibles, deben inducir a las organizaciones revolucionarias a replantear sus tácticas. Para iniciar este ejercicio, se repasa la situación del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, hasta ese momento la más numerosa y poderosa organización político-militar (OPM en adelante) en Uruguay, principal blanco de la represión gubernamental. Esta situación se ha expresado en importantes pérdidas humanas, políticas, orgánicas y militares, para esta organización;  sin embargo también esto ha dejado claro tanto los horizontes y potencialidades de este tipo de lucha, como lo rápido con que puede desmontar la represión una OPM si esta se conduce por tácticas desacertadas.

Esto ha dejado claro en parte, que el reformismo, que participa como un actor más en los juegos legales, conciliadores y electorales del sistema, ha sido instrumentalizado y captado por el mismo, reprimiéndolo en ocasiones y premiándolo en otras. Por otra parte, se infiere que tanto represores como reformistas comparten, en formas diferentes, el objetivo político que ha motivado la ofensiva contra los “Tupas”: El dejar claro de una vez más, que él único camino posible y pensable es el trazado por el sistema, y que este es natural, siempre ha sido y siempre será así.  La represión niega la posibilidad de luchar contra el sistema por algo más allá de él mismo, la lucha de clases entra en reflujo, las revolucionarias se desmovilizan, el miedo gana las calles y el reformismo llama a la negociación sin lucha y extiende su política de prevención del descontento.        

En uno de los escenarios en donde se libraba la lucha de clases, la batalla ha sido perdida por las fuerzas revolucionarias, que se debilitan y se llenan de incertidumbre. Sin embargo la lucha de clases, a veces más abierta a veces mas velada, continúa porque su existencia se relaciona con la naturaleza opresora y explotadora del capitalismo. Tampoco es este el fin de la lucha político-militar (en adelanta PM) que es uno de los tantos niveles en los que se desenvuelve la lucha de clases y en las condiciones concretas de Uruguay en 1972 país, sigue teniendo vigencia, pues el proceso de descomposición y empobrecimiento de uno de los polos de la sociedad continua,  y genera condiciones objetivas  que no podrá ser solucionadas por la clase dominante, y que estimulan la creación de OPMS.

Esta derrota temporal, solo pone de presente que las dificultades rigen el andar revolucionario, y que no habiendo magos ni adivinos, este solo existe a la medida que se va creando. Así Lo único decisivo es la voluntad de seguir adelante[3].  No es la revolucionaria una suicida que persigue un ideal ciego, sino es la intérprete de una voluntad de pelea que es vital, urgente y necesaria. La acción PM no es en sí misma una estrategia, sino una táctica, la cual debe continuar empleándose porque las condiciones que la movilizan no desaparecen sino que se profundiza. En el documento sin embargo, se establece que si es preciso cambiar la forma en la que se ha desenvuelto esta táctica, que es la errada forma del foquismo, que solo ha conducido a la derrota.
 
La crítica a esta concepción que se considera errónea, fue siempre una línea política de la FAU. Sin embargo, la comprobación del error, no es motivo de celebración, porque esté ha llevado a muchas revolucionarias a la muerte, la tortura, la desaparición y la cárcel. Antes bien, este fracaso es también el fracaso de todas las revolucionarias del país y su proyecto emancipatorio. En el largo y tortuoso camino revolucionario es casi imposible no tropezar, mas aun si se trata de una teoría como la del foquismo, que promete que el cambio social está a la vuelta de la esquina. Lo que si no explicable es tropezar dos veces con el mismo obstáculo y por lo tanto debe hacerse un esfuerzo analítico para corregir y superar estos errores.

El Foquismo

“El tiempo transcurrido, la intensa, rica y tantas veces dolorosa experiencia realizada en estos años por los movimientos revolucionarios latinoamericanos, han ido dejando en claro los funestos errores del foquismo.[4]

La Revolución Cubana, como toda revolución, tuvo un profundo impacto  en el mundo y especialmente en Latinoamérica. Puso a la orden del día la lucha PM, demostró la existencia de condiciones objetivas para desarrollarla e incluso relativizo los tiempos utópicos y nebulosos, manejados por el grueso de la izquierda. Ella influencio y estimulo las fuerzas revolucionarias del continente, pero también a las contra-revolucionarias.

Una de las doctrinas que se reclamaron como herederas de la experiencia Cubana y que dijeron sistematizar sus aportes, fue la teoría del foco, más propias de Regias Debray que de Ernesto Guevara. Esa fue la línea, que con algunas variaciones asumió las “Tupas” para el contexto Uruguayo. Estas variaciones, este “esfuerzo creador aplicado a la adecuación del foquismo a las condiciones locales[5]”, fue la mayor contribución del MLN a la teoría política en general, con sus Unidades Tácticas de Combate, la participación en movilizaciones de masas y la PM urbana y de ciudad. Sin embargo los esquemas básicos del foquismo permanecieron inalterados. Estos podrían caracterizarse así:


Las condiciones objetivas ya están presentes y hay que iniciar la PM en la mayor brevedad posible

(Sin embargo ni Debray ni Guevara consideraran que este sea el caso de Uruguay y los países más ricos del continente.)

Las condiciones “subjetivas” se desarrollarían como consecuencia de la actividad del foco

La organización política previa no son necesarias, las organizaciones de masas son instrumentos de la movilización PM y su labor es logística.



Lucha: Crecimiento operativo
Éxito: Éxito Militar
Victoria: Victoria sobre el Ejercito

Guerra de Guerrillas, del campo a la ciudad, necesarias condiciones geográficas dadas para el ocultamiento, movilidad permanente

(En este esquema, por definición las OPM eran rurales. Las ciudades, retaguardia del sistema solo son centro de acopio, logística y reclutamiento.)

Acumulación de victorias PM parciales, llevarían a la derrota militar del ejército enemigo y luego a la Revolución 

Cada acción del foco propiciaría una respuesta del enemigo.

Dialéctica ascendente: Fortalecimiento del Foco-Represión-Fortalecimiento del Foco.
Momento de ruptura, ofensiva PM y respaldo de la población.

El planteamiento central de esta concepción recaía en la fórmula del agotamiento de todas las formas de lucha distintas a las PM, y así se busca acentuar artificialmente las dinámicas de lucha, debido a la necesaria represión del gobierno. Esta concepción subestimaba la actividad de masas, considerándola secundaria, subordinada y aun contraproducente al desarrollo de una confrontación total y sin plazos ni grados. Este esquema, fracasado por lo demás, fue desbordado en todo el continente por las nuevas formas de acción desarrolladas por la lucha de clases, entendiéndose así que:


El simplismo de su concepción sobres las condiciones “objetivas” necesarias para la lucha PM.
El análisis de este punto debe llevar a la comprensión de las interacciones entre el nivel económico de la lucha de clases y el nivel propiamente político e ideológico.


El desarrollo del “factor” subjetivo no se deriva mecánicamente de la actividad del foco.

No es posible ni deseable sustituir la actividad política dinamizadora de los grupos o “partidos”. El esquema rectilíneo del foquismo sobre el comportamiento de las masas es engañoso.

Esta subestimación de la importancia de la subjetividad en la lucha revolucionaria, llevo al aislamiento social del foco armado y creo así las condiciones de su aniquilamiento. 

La exclusividad de la OPM rural y la negación de la posible actividad urbana ha sido rebasada con creces por el movimiento real de la lucha de clases. Ahora mayoritaria y decididamente urbanas

La mecánica acción-represión contemplada por el foquismo tampoco se dio. Esta corriente subvaloro la inteligencia política del sistema, su capacidad selectiva, el arraigo de los mitos liberales y el papel contra-revolucionario del reformismo.



[1] Juan C. Mechoso. Acción Directa Anarquista. Una Historia de la FAU. Editorial Recortes. Montevideo, Uruguay. Año de impresión desconocido.
[2] FAU. COPEI No 1. (1972). Disponible en la sección de documentos de la página de la Federación Anarquista Uruguaya. Ver  http://www.nodo50.org/fau/documentos/docum_historicos/docum_fau.htm. (Consultado 07/12/2010).
[3] FAU. COPEI No 1. (1972). op. cit.
[4] FAU. COPEI No 1. Ibíd
[5] FAU. COPEI No 1. Ibíd.

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