martes, 3 de julio de 2012

Seminario militante UN: Anarquismo y Revolución / Sesión No 16: El Poder obrero y popular en la tradición anarquista/ Cuarto bloque temático: El problema del poder / Jueves 28 de Junio / Por José

La exploración de John Holloway

A partir de las nociones del filosofía de Toni Negri sobre potencia y potestad, Holloway levanta una propuesta que diferencia entre el poder-hacer, como hacer y como capacidad positiva, y el poder-sobre, como cosificación, como dominio. El poder-hacer seria parte de un flujo continuo de hacer social, de producción y transformación colectiva de la sociedad y la naturaleza, y el poder-sobre implicaría la ruptura del flujo, la separación entre producto y productores, la apropiación forzada de la capacidad económica y política de los hacedores. Simplificando para Holloway el trabajo sería un poder-hacer que se vería separado de su producto y sus propias condiciones de producción por parte del poder-sobre del Capital. De esta manera en el Capitalismo, los poderosos transforman el hacer común en propiedad privada y desposeen a la sociedad de su propia capacidad. 

La exploración de Fabio López

En su texto Poder y Dominio el autor Fabio López considera que sobre la noción de poder descansan grandes confusiones pues la palabra se utiliza para denominar las cosas más disimiles y variadas. Para despejar este panorama López parte sobre la base de considerar el poder como una relación social, de una serie de definiciones estructurales abstractas: Parte de considerar a las sociedades, como organismos atravesados necesariamente por conflictos, en las que actúan por agentes sociales. Todos los agentes sociales, atravesados por tensiones entre sí, se dotan de una determinada fuerza social, que incluye la posibilidad de la fuerza bruta pero la desborda, y de instrumentos para incrementar su fuerza, que van desde la tecnología, hasta las armas y el conocimiento. Todos estos agentes con fuerza cuentan con una determinada capacidad de realización, con una capacidad de producir influencias y de resistirlas[1]. Y esta capacidad se presenta cuando un agente en medio de una relación con otro, consigue producir una nueva relación social, pero lo hace por medio de la puesta en acción de su capacidad, por la movilización de una fuerza superior, esto es que la capacidad solo se realiza en la acción.

El que un agente social pueda tener la capacidad concreta de darle un uso específico a su fuerza social y conquistar por la superioridad de su capacidad de realización su objetivo sobre una oposición cualquiera, sería lo que el autor llama poder. El que las trabajadoras del Sindicato de Alimentos de la CNT Española logran ganarle un conflicto laboral a la empresa Mercadona, sería un acto de poder.  Aproximándose a una definición, criticando el concepto genérico de poder como influencia del sociólogo Max Weber y el impositivo de la voluntad de poder del filósofo Friedrich Nietzsche, pero tomando de ambos, López enuncia la siguiente: “poder es la imposición de la voluntad de un agente a través de la fuerza social que consigue movilizar para vencer a la fuerza movilizada por aquellos que se oponen.[2]”. Continuando con sus reflexiones, López sostendrá que el Poder en primer término existiría en un lugar y en un tiempo concreto, es decir está determinada histórica y espacialmente. En segundo lugar el poder no es solamente violencia, no solo se ejerce como represión, sino que también es creación y capacidad de articular. En tercer término el poder aunque difuminado por todo el entramado social, se ejerce a través de voluntades, de decisiones colectivas y sostenidas. En cuarto lugar el poder no se da sino en medio de relaciones de conflicto, de resistencias, jamás en la pasividad. De esta manera si para Weber el poder se da pese a las resistencias, para López solo se da gracias a ellas[3].

López considera que el Estado es solo una estructura de dominación y de poder del Capitalismo. Y aunque teóricamente el Capitalismo pueda subsistir sin el Estado, y el Estado sin los capitalistas, su interrelación, y en consecuencia la lucha contra ambos distingue a la propuesta anarquista. Por consiguiente la Revolución que expropia los medios de producción del Capitalista y destruye el aparato político del Estado es una toma-socialización del poder, que busca impedir la dominación, incluida la dominación de una clase sobre otra. En palabras de López: “O sea, para el anarquista, la sociedad pos-revolucionaria no debe admitir que ninguna organización tenga poder gracias a la fuerza social obtenida a través de la alienación de algún agente. La sociedad revolucionaria admitirá el poder, pero no tolerará de forma alguna la dominación. El único poder legítimo es el constituido por la suma de la fuerza social de agentes autónomos, que libremente elegirán integrar una organización para construir un proyecto. Así deberá constituirse el poder revolucionario. En suma, la verdadera revolución social debe poner fin a las relaciones de dominación.[4]


[1] Fabio López. Poder y dominio. Una visión anarquista. En Madre Selva Editores. Pág. 52-53. Link: http://www.editorialmadreselva.com.ar/poder_y_dominio.pdf Consultado 28/06/2012
[2] Fabio López. Poder y dominio. Una visión anarquista. Pág. 54
[3] Fabio López. Poder y dominio. Una visión anarquista. Pág. 54
[4] Fabio López. Poder y dominio. Una visión anarquista. Pág. 154

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