jueves, 5 de julio de 2012

Seminario Militante UPN: Historia del Anarquismo social y organizado / Segundo bloque temático: La organización revolucionaria / Tercera sesión: Malatesta, la Unión Anarquista Italiana y el Bienio Rojo. / Miércoles 4 de julio de 2012 / Por José

Errico Malatesta
Errico Malatesta (1853-1932) fue uno de los más destacados teóricos y agitadores anarquistas. Defensor de una teoría vitalista y no materialista del anarquismo, humanista convencido y escéptico frente el naturalismo positivista, propagandistas y organizador nato, Errico será uno de los exponentes más brillantes del anarquismo como filosofía de la acción. Nacido en una familia de campesinos medios acomodados en la provincia de Santa María al norte de Nápoles, entrara temprano a enfrentarse con los poderes estatales participando desde sus 14 años (primer encarcelamiento) en la política revolucionario primero como republicano (escribiendo cartas a Mazzinni), y luego como anarquista, amigo de Bakunin, discípulo de Fannelli y compañero de Cafiero. Dejará sus estudios de Medicina en la Universidad de Milán para dedicarse a la construcción de la internacional antiautoritaria, impulsara las guerrillas insurreccionales campesinas en Italia en 1870, estimulara la asociación de los trabajadores exiliados de en Suiza, Egipto, Cuba y Estados Unidos y organizara el primer sindicato argentino, la sociedad cosmopolita de resistencia de obreros panaderos. Sera el principal animador del Partido Socialista Anárquico Revolucionario en 1890, el Fascio Comunista Anarquico en 1910 y periódicos como L'Associazione (1889), L'Agitazione (1897), L'Internazionale (1901), La Rivoluzione Sociale (1902), Volontà (1913), Umanità Nova (1920), Pensiero e Volontà (1924). Defenderá una postura pacifista y revolucionaria frente a la primera guerra mundial y una vez frustrada la Revolución Italiana será encarcelado por al fascismo más de una década hasta su muerte[1].


La Unión Comunista Anárquica Italiana
"(…) los anarquistas y los sindicalistas revolucionarios constituían el grupo más revolucionario de la izquierda... El rasgo más saliente en la historia del anarquismo en 1919-1920 fue el rápido crecimiento... Los sindicalistas sobre todo captaron la opinión de la clase obrera militante que el movimiento socialista inútilmente trataba de captar.”- Gwyn A. Williams.-[2]

La UCAI, también conocida simplemente como la Unión Anarquista Italiana, fue una de las más notables (por reunir a personajes de la talla de Fabbri, Borgui y Malatesta) y potentes organizaciones anarquistas militantes de su época, comparable solo con la Nabat Ucraniana y la FACB Búlgara, todas organizaciones activas en los procesos revolucionarios que convulsionaban Europa, todas al parecer fundadas entre 1918 y 1919. Según nos muestran los documentos recopilados por la Biblioteca Virtual Antorcha, sobre el primer congreso de la Unión, también llamado Congreso Anarquista Italiano, que se realizó del 1 al 4 de julio de 1920 en la ciudad de Bolonia, la organización contaría con cerca de 200 grupos locales distribuidos en toda la geografía itálica y en cifras optimistas contara con unas 20.000 afiliadas[3].

Su declaración de principios, redactada por Malatesta finalizara así: Nosotros queremos abolir radicalmente la dominación y la explotación del hombre por el hombre; nosotros queremos que los hombres, hermanados por una solidaridad consciente y voluntaria, cooperen todos espontáneamente en el bienestar de todos; nosotros queremos que la sociedad se constituya de manera que pueda proveer a todos los seres humanos de los medios para alcanzar el mismo bienestar material, el mismo desarrollo moral; nosotros queremos para todos: Pan, Libertad, Amor, Ciencia. Y para alcanzar este supremo objetivo, nosotros creemos indispensable que los medios de producción estén a disposición de todos y que ningún hombre, o grupo de hombres, pueda obligar a los otros a someterse a su voluntad, ni ejercitar su influencia de otra manera que con la fuerza de la razón o del ejemplo. Por lo tanto: expropiación a los detentadores del suelo y del capital en beneficio de todos y abolición del gobierno. Entre tanto que esto pueda realizarse hagamos propaganda del ideal; organicemos las fuerzas populares; luchemos constantemente, en forma pacífica o violenta, según las circunstancias, contra el gobierno y contra los propietarios para conquistar cuanto más se pueda de libertad y de bienestar para todos.

En términos estratégicos el congreso y la unión sostendrán las siguientes políticas:
·         Política de Alianzas. La táctica de un frete unido y por la base, organizado localmente con elementos revolucionarios a la izquierda del Partido Socialista, basado en la afinidad de acción. La táctica se resumirá así: El Congreso aprueba y aconseja -al margen de los partidos y de las organizaciones existentes- la formación, en cada localidad, de núcleos de acción entre todos los elementos que en la primera ocasión aprovechable se comprometan a bajar al campo de los hechos para abatir por todos los medios las actuales instituciones.

·         Política Sindical. La Unión está compuesta en buena parte de trabajadoras jóvenes que se han convertido al anarquismo gracias a las experiencias de lucha obrera radicalizada. Y su táctica no es otra que la de participar activamente en el movimiento obrero reivindicativo, continuando el legado internacionalista tan presente en Italia. La gran originalidad de la Unión, radica en esbozar después de superar las tensiones entre sindicalistas unitarios adheridos a la CGL y revolucionarios militante de la USI, una táctica que combinara ambos elementos. Así se recogerá esta política: El Congreso, reafirmando la necesidad de la organización y de la lucha obrera contra el capitalismo y, por consiguiente, de la unidad proletaria en ese terreno; frente a la situación de hecho de la existencia de muchas organizaciones de trabajadores; constata una vez más que la Unión Sindical Italiana es la que tiene hoy mayor dirección revolucionaria y libertaria, y manifiesta su solidaridad con los compañeros que en ella desarrollan tanta actividad y espíritu de abnegación; aconseja a los compañeros favorecer la acción de la Unión Sindical Italiana en tanto y hasta cuanto ella permanezca sobre el terreno de la acción revolucionaria y antiestatal, sea adhiriéndose a ella y ayudando a la formación de nuevas secciones, sea (donde esto no fuese posible por necesidades locales o para no crear escisiones nocivas) uniendo, en grupos o comités de acción directa para la oposición al reformismo, a todos los elementos revolucionarios aun adherentes, por la necesidad antes mencionada, a otras organizaciones, manteniendo tales grupos o comités en relaciones de actividad con la Unión Sindical Italiana.

·         Política frente a los Consejos Obreros. La Unión será quizás la organización que se la jugara más fondo por los Consejos Obreros que inundan las industrias de la época y desafían el poder burgués. Sobre el asunto opinaran: El Congreso teniendo en cuenta que los Consejos de fábrica y de reparto tienen especialísima importancia ahora que se prevee próxima la revolución y que podrán ser organismos técnicos para la expropiación y la necesaria continuación inmediata de la producción; pero que si continúa existiendo la sociedad actual sufrirían su influencia moderadora y acomodaticia; considera a los Consejos de fábrica como organismos aptos para encuadrar, con la revolución, a todos los productores del brazo y del cerebro, sobre el lugar mismo del trabajo, para realizar los principios comunista-anárquicos; organismos absolutamente antiestatales y posibles núcleos de la futura gestión de producción industrial y agrícola. Los considera, además, idóneos para desarrollar en el obrero asalariado la conciencia de productor y útiles a los fines de la revolución, favoreciendo la transformación del descontento de los obreros y campesinos en una clara voluntad de expropiación. Por lo tanto, invita a los compañeros a apoyar la formación de los Consejos de fábrica y a participar activamente en su desarrollo para que se mantengan, sea en su estructura orgánica, sea en su funcionamiento con esta finalidad, combatiendo toda tendencia de desviación colaboracionista, de manera que en su formación participen todos los trabajadores de cada fábrica, organizados o no. El Congreso protesta contra la tentativa de desunión, creadora de antagonismos, que sofoca la iniciativa de las masas, de los reformistas confederados de Milán y otros lugares, quienes excluyeron del derecho de voto, no sólo a los no organizados, sino también a los mismos organizados de la Unión Sindical Italiana; invita a los anarquistas a impedir, por medio de una resuelta acción, este atentado reformista que ataca la esencia vital de los Consejos y su unidad revolucionaria[4].

El Bienio Rojo
"los trabajadores pensaron que el momento estaba maduro para la toma de posesión de una vez para siempre de los medios de producción. Se armaron para su propia defensa... y comenzaron a organizar la producción por su propia cuenta ... El derecho de propiedad fue de hecho abolido … era un nuevo régimen, una nueva forma de vida social que hacía su entrada. Y el gobierno se echó a un lado al sentirse impotente para ofrecer oposición."-Errico Malatesta.-[5]

La Revolución Rusa sacudió el mundo y como lo anota el historiador Eric Hobsbawm fue uno de los primeros procesos colectivos protagonizados por las trabajadoras que tuvo una repercusión absolutamente universal. Sus consecuencias en Europa fueron potentes pero desiguales y variadas, generándose por ejemplo en el oriente en un verdadero clima insurreccional en países como Finlandia y Hungría, en el centro procesos revolucionarios ascendentes como en Alemania y Austria y en el occidente coyunturas de crisis revolucionarias frustradas. Precisamente fue en los países occidentales de la zona mediterránea que no habían obtenido beneficios directos de la guerra, como España que había permanecido neutral e Italia que se había involucrado en el bando aliado solo en 1915 y por sus propias ambiciones coloniales. Será en esta última, que la crisis abierta en 1917 por la guerra, la crisis económica y la emergencia de los soviets alcanzo sus mayores dimensiones, marcada por un profundo ascenso de la lucha de clases en el periodo del llamado Bienio Rosso.

Sobre este proceso, señalara Daniel Guerin en su texto El Anarquismo, lo siguiente: La revolución soviética había tenido profunda repercusión entre los trabajadores italianos, especialmente entre los metalúrgicos del norte de la península, que estaban a la vanguardia del movimiento obrero. El 20 de febrero de 1919, la Federación Italiana de Obreros Metalúrgicos (FIOM) obtuvo la firma de un acuerdo por el cual se establecía que en las empresas se designaran “comisiones internas” electivas. Luego, mediante una serie de huelgas con ocupación de los establecimientos, la federación intentó transformar dichos organismos de representación obrera en consejos de fábrica que propenderían a dirigir las empresas. La última de esas huelgas, producida a fines de agosto de 1920, tuvo por origen un cierre patronal. Los metalúrgicos decidieron unánimemente continuar la producción por sus propios medios. Prácticamente inútiles fueron sus intentos de obtener, mediante la persuasión, primero, y la fuerza, después, la colaboración de los ingenieros y del personal superior. Así librados a su suerte, tuvieron que crear comités obreros, técnicos y administrativos, que tomaron la dirección de las empresas. De esta manera se avanzó bastante en el proceso de autogestión[6].


[1] Vernon Richards. Malatesta. Pensamiento y Acción Revolucionarios. 1era edición. Libros de Annares. Colección Utopía Libertaria. Buenos Aires, Argentina. 2007. Pág. 193-232. Link: http://www.quijotelibros.com.ar/anarres/malatesta.pdf Consultado 15/02/2012
[2] Bienio rojo. En Wikipedia, la enciclopedia libre. Link: http://es.wikipedia.org/wiki/Bienio_rojo Consultado 15/02/2012
[3] Varios. Congreso de Bolonia de la Unión Comunista Anárquica Italiana. En Biblioteca Virtual Antorcha. Link: http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/bolonia/3.html Consultado 15/02/2012
[4] Varios. Congreso de Bolonia de la Unión Comunista Anárquica Italiana
[5] Bienio rojo. En Wikipedia, la enciclopedia libre.
[6] Daniel Guerin. El Anarquismo. 1era edición. Colección Utopía Libertaria. Buenos Aires, Argentina. 2007. Link: http://www.quijotelibros.com.ar/anarres/El%20anarquismo.pdf Consultado 15/02/2012.

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